Una opción diferente para bebés y niños de 0 a 3 años.
Can
Rareta, Espacio de Libre Aprendizaje es una casa-escuela inspirada en
lo que en Europa y en algunas zonas de España se conoce como Madres de Día. Los bebés/niños realizan en un entorno casero todas las
habilidades que puedan ir desarrollando y se relacionan con otros niños.
La función de Can Rareta es crear un segundo hogar para los bebés de
forma que puedan descubrir sus capacidades en un entorno conocido y
estimulante.
Me llamo Sandra Vericat, tengo 44 años, soy licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación
y Educadora Social. He realizado diversos estudios y trabajos
relacionados con la educación que se han concretado en la creación de un
hogar donde los bebés y niños puedan descubrir el mundo de una forma
relajada y amable.
Can
Rareta está situada en una finca agrícola en activo en el municipio de
Santa Eularia des Riu y ello nos permite disfrutar de un entorno
natural que varía en el transcurso del año.
La casa
La
casa está preparada para acoger a los niños: hay medidas de seguridad,
cosas que se pueden hacer, cosas que no se pueden hacer (por supuesto no
peligrosas) y diversos materiales estructurados y no estructurados con
los que los niños pueden experimentar y que se encuentran a su
alcance.
En Can Rareta vivimos Pep, yo, nuestra perra Mica y tres gatos. En
este ambiente hogareño los niños aprenden a comer, lavarse las manos, sentarse a la mesa, usar cubiertos, servilletas, llevar el
plato o el vaso a la cocina cuando han acabado…
El Paseito
La
actividad principal en el Espacio de Libre Aprendizaje (ELA) es el paseito. Esta actividad les permite experimentar con su cuerpo y
avanzar en el control de sus movimientos. El paseo se realiza según las
capacidades del bebé/niño. Cuando son muy pequeños van colgados en una
mochila y según crecen incorporamos cochecitos, triciclos y, por
supuesto, las propias piernas. Subimos caminos, bajamos montículos de
arena, escaleras, pisamos diferentes firmes: grava, tierra seca, tierra
mojada, arena… todo ello propicia su desarrollo físico e intelectual de
la manera más natural.
Entorno y actividades.
Todos
los días paseamos por la finca, así vivimos los cambios de estación, la
siembra de los huertos, la floración de los árboles frutales, la
recogida de los frutos… todo un universo de olores, formas, texturas…
También hay un corral con gallinas, palomas, cabras... a los que los niños aprenden a tratar y alimentar.
Los
pocos días que llueve en la isla los dedicamos a las actividades de
interior que practicamos también cada día mientras se hace la comida:
escuchar música, dibujar, tumbarse a jugar, cocinar en la cocinita,
mirar cuentos, usar los juguetes tradicionales, simular los quehaceres
de la casa…
El
hecho de tener un máximo de 3 o 4 personitas permite observarlos
atentamente y respetar sus evoluciones individuales no forzando
aprendizajes o desaprovechando ocasiones cuando el niño está preparado
para un nuevo paso adelante.
En
el jardín situado en la parte de detrás hay un huerto que los niños
aprenden a respetar y cuidar.
La comida y los horarios
Siempre que es posible la comida se hace
con productos del huerto y frutos de los árboles de la finca. Los menús
alternan carne, pescado y huevos acompañados de verduras, pasta, arroz y
legumbres.
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