martes, 25 de octubre de 2011

COLABORACIÓN: El desarrollo desde la perfección

Les propongo un ejercicio, imaginen que por alguna causa se encuentran postrados en una cama, necesitan de alguien para levantarse de la cama, para alimentarse o para beber agua. Les doy a elegir entre dos personas que atiendan sus necesidades. Una les ve como una persona disminuida, incapaz y dependiente, les atiende con amor y cierta condescendencia.

-Deje, deje, ya se lo hago yo.
-No, no haga esfuerzos que para eso ya estoy yo.

 La otra considera que su movilidad se ha reducido, atiende sus necesidades con amor y le anima a recuperarse, le trata como a un igual.

-¿Cómo se encuentra esta mañana?
-¿Necesita algo?



Así, ¿por cuál de estas dos personas preferiría ser atendido?

TRANQUILIDAD: El legado más hermoso.

Una leyenda oriental cuenta como un rey, para explicarle a su hijo la importancia de la serenidad, enfrentada al poder y la astucia, organizó un concurso de pintura con dicho concepto como motivación y con la orden estricta de que no se desechara ningún cuadro. Entre los recibidos, uno despertó las burlas de los encargados del concurso, ya que mostraba unas nubes de tormenta y un mar encrespado ante un acantilado. Al llegar el momento de otorgar el premio, el rey contemplaba las obras, todas ellas llenas de cielos serenos y paisajes luminosos. Aburrido, de pronto vio, en una esquina de la sala, uno que le llamó la atención. Y era el que mostraba la tormenta. El rey se acercó, lo observó con detenimiento y exclamó entusiasmado que era el ganador. Los responsables del concurso intentaron hacerle cambiar de opinión, a lo que el monarca les señaló que no lo habían visto bien. Y era cierto. Contemplado de cerca, en el cuadro aparecía, en medio de aquella gran tormenta, un pájaro dándole de comer a su polluelo en el nido, ajeno al caos que le envolvía. Eso era lo que el rey ansiaba enseñarle al príncipe. “La serenidad no surge de vivir en las circunstancias ideales como reflejan los otros cuadros con sus mares en calma y sus cielos despejados. La serenidad es la capacidad de mantener centrada tu atención, en medio de la dificultad, en aquello que para ti es una prioridad”, explicó el rey.